viernes, 20 de mayo de 2011

LETANÍA DEL AGUA PERFECTA de Jacobo Fijman



Presentación:
Jacobo Fijman fue, a nuestro entender, uno de los mejores poetas contemporáneos del mundo hispanoparlante. Su vida estuvo marcada por dos experiencias extremas: por un lado, eso que en lenguaje técnico se denomina 'psicosis' y que vulgarmente se conoce como 'locura'. Y por otro lado una búsqueda espiritual, a la vez mística y metafísica, que lo condujo desde su judaísmo de origen a la conversión al catolicismo.






No queremos extendernos demasiado en esta presentación para no demorar al lector en su encuentro con el poema que publicamos. Pero vamos a señalar, al menos, unas pocas cosas con respecto a los dos puntos anteriores.






A propósito de la locura, más allá de los clisés psiquiátricos y sociales e incluso literarios que se le asocian, nos parece que en el caso de Fijman es imposible comprender la relación entre la misma, su obra poética y su búsqueda místico-metafísica si no se empieza por respetar lo que el propio poeta pensaba al respecto.






Para el poeta, su locura fue el camino que le permitió sustraerse del mundo y de los aspectos más exteriores de sí mismo, a fin de alcanzar el lugar más despojado y puro de su ser. Por eso, cuando se piensa en la locura de Fijman es necesario tener a la vista sus propias palabras: "Demencia: el camino más alto y más desierto"






Por supuesto, un camino como ese no se elige de modo voluntarista, pero eso no obsta para reconocer en el mismo una orientación acorde, de uno u otro modo e incluyendo los dolores y dificultades que entraña, al destino de Fijman como poeta y místico iluminado.






Con respecto a su conversión, diremos solamente que nuestro poeta encontró en el catolicismo no tanto una religión, en el sentido convencional y exterior que tiene generalmente esa palabra, sino el soporte simbólico e intelectual para una verdadera transfiguración de su persona.






Así, locura, poesía y espiritualidad, en Fijman, se implican de un modo singular. Un modo tal que no permite encasillarlo en la figura estereotipada del 'poeta maldito' ni del 'genio loco'. Pues, esa tríada fue para él, de una forma que escapa a los modos de comprensión ordinarios, la cantera de donde extrajo las piedras fundantes de su edificio interior.






En la obra poética de Fijman hay tres grandes libros. Los cuales, aún siendo independientes, al considerarlos en conjunto definen un itinerario poético y espiritual de sentido ascendente. Se trata de Molino rojo, Hecho de estampas y Estrella de la mañana; publicados en 1926, 1929 y 1931 respectivamente.






A esos libros, un amigo y biógrafo de Fijman los ha comparado con las tres instancias del camino espiritual según la tradición cristiana contemplativa: la vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva. De acuerdo a ese esquema de lectura los tres libros se corresponden uno al otro, pero es el tercero, Estrella de la mañana, el que corona la obra.






Ahora bien, después de Estrella de la mañana Fijman siguió escribiendo durante muchos años más. Y de los poemas posteriores a los libros principales se destaca particularmente uno titulado Letanía del agua perfecta. El cual, dicho sea de paso, ha sido rescatado del olvido por Alberto Arias. Razón por la cual no podemos menos que agradecerle públicamente su labor (ver Ref.)






Para nosotros, la Letanía del agua perfecta es, a la vez, el cenit de la producción poética de Fijman y un astro fulgurante e imperecedero de la poesía en nuestra lengua. Y es por eso que lo hemos elegido para su publicación en La Escalera.






En fin, ahora preferimos dejar al lector a solas con ese poema; cuya belleza, claridad y profundidad corresponde precisamente a su título. Pues, sus palabras son, para quien se abre a sus inefables resonancias, palabras de agua perfecta.






Máximo Lameiro


Agosto, 2009.


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Letanía del agua perfecta







El agua descansa en el Amado.






Contemplación del agua, seas el agua y cielo amor cual es el agua prevenida.


Adán,


asesino de la paloma, de tu paloma, del sí profundo que mueve el agua en cielo y llama en cielo,


sobre tu cuerpo nos ha crecido la selva oscura, cielo de nada, tierra de nada.






Apartamos el agua de la muerte bajo el agua perfecta;


sosegamos el agua atenta que saborea los nombres divinos.






Una es la luz de luz que ordena el reino que no fue creado.


Seas en agua y cielo; seas en llama y cielo.






Canales lúcidos del canto, y a través a través de la paloma blanca;


y soles fríos


a través de la beatitud, a través a través de la paloma blanca.






Nos une el agua de la obediencia.






Bajo la estrella del mar


seas el agua libre de figuras que besan amargura de muerte eterna;


después de nuestra soledad vendrá la voz, la voz del agua primera.






¿Qué tiene la noche


acabada de soledad en la belleza amarga?


Los ojos resplandecen detrás del agua de aquella estrella.


Andan los ángeles del monte de toda gloria,


y el bosque sacude el agua de su silencio que en el principio tiene su semejanza.






¿Qué tiene la noche?


El agua con sus términos perfectos.






Acabados de soledad en la belleza amarga


alzamos la voz, y ponemos el llanto en los días de muerte.






Alegría en lo alto, y alegría en lo bajo de su tierra


que sube delante de los cielos y las estrellas que llevan el agua puesta en sus manos.






El agua, con sus términos perfectos;


y después de la soledad viene la voz, la voz del agua primera.






Adán,


tu noche traza la muerte sobre el fuego y el agua y el aire y la tierra,


y cae como cielo de agua y sueño y mal que arrastra pavor de soledad eterna.






Polvo y ceniza levantamos el agua para que mire Nuestro Señor el agua,


y apartamos el agua de la muerte, apartamos la tierra de la muerte


en el agua interior de la palabra mudada en canto.






Seas el agua libre de figuras que besan su amargura de muerte eterna;


el agua sobrenatural de aquella estrella,


la estrella de la imagen viva.






La inteligencia pura del ángel rompe la sequedad del mundo.






Los ojos resplandecen detrás del agua de aquella estrella.






Detrás del agua


los cielos mueven a los corderos


en un reposo de amor que está en las manos de la Pobreza.






Andaban mis ojos sobre el monte de todo principio y toda paz,


y soles que descansan como corderos saltaban por el agua y en el agua de los nombres divinos.






Adán,


criatura que ve su muerte, y el agua de su muerte, y la tierra deshecha de su muerte.






Bajo la estrella del mar


gemimos con el gemido de nuestra noche oscura;


somos criaturas de ceniza amarga que levanta su sér en el principio de los cielos y nuestra tierra.


Seas el agua libre de figuras que besan su amargura de muerte eterna.






Seas el agua libre de las figuras


lejos del agua


a través a través de la paloma blanca.






El puente resignado


y el agua simple y lúcida del canto


que agujerean profundos nombres en el desorden de mis noches frías,


y el ojo frío


a través de la beatitud, a través a través de la paloma blanca.






Queda amor en amor,


y se engendra y enciende en conocer la llama del amor divino.






Amoroso de la belleza


de la imagen de la belleza que son las criaturas.






Amoroso de la belleza


que mueve sus beatitudes imperfectas.






Señor,


consuma mi soledad en esta libre soledad de la belleza.






Se ilumina la estrella con el beso de los nombres divinos;


y a través a través de la paloma blanca,


el ángel que conoce el Nombre


anda en la estrella de su monte santo.






Los ojos resplandecen detrás del agua de aquella estrella,


y el bosque asciende su silencio que en el principio tiene su semejanza.


Me levante en su causa con los días del ángel en mi canto.






El tiempo angélico mueve tu tiempo de esperanza.


Tuvo principio el ángel y su tiempo custodia tu vida, y custodia tu muerte.






El ángel mueve tu cielo; de su gemido gimes en la gloria.






El agua y el aire y el fuego y la tierra de mis manos


llevan los signos que alegran los ángeles del cielo.






Estrella del mar


renuevo mi noche en el silencio de la estrella.






El agua que muere de muerte,


se despierta en el agua de la gracia.






Sobre el agua que muere de muerte levantamos el sér.


Bajo la estrella del mar


gemimos con el gemido de nuestra selva obscura.






Levantamos el sér bajo la estrella


bajo la cruz


bajo el lugar de los coros angélicos.






Contemplación del agua.


Mi noche cae entre gemidos del sér que crece levantado sobre las llamas.


El agua descansa en el Amado.






Seas el agua


libre del ángulo y la línea de lo imperfecto.






Seas el agua libre de las figuras.






Unimos el sér mudado por los ángeles de la divina gracia


que libra de la noche,


de esta noche de líneas y figuras.






Seas el agua que deshace las líneas y los ángeles hechos con la amargura de muerte eterna.






Seas el agua que hace su voz, agua criada,


instrumento habituado de soles y de lunas.










Seas el agua


no unida al agua del mundo;


seas el agua de la Ciudad de Dios.






El agua es aquella criatura


habituada de soles y de lunas.






Entiende el agua por el descenso del agua.


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Referencias:



.  La Letanía del agua perfecta fue publicada originalmente en la revista ARX en 1934. Pero, a partir de entonces y hasta hoy estuvo totalmente inaccesible para la mayoría de la gente debido a la falta de ediciones completas de la obra de Fijman. El Sr. Alberto Arias ha rescatado ese y otros poemas como parte de un proyecto editorial que prevee la publicación total de la obra pictórica, literaria y ensayística de Fijman.






.  Actualmente ese poema, junto a los tres libros que mencionamos arriba y otras poesías, se encuentra en Obras (1923-69) I: Poemas, Jacobo Fijman, a cuidado de A. Arias, editorial Araucaria, Bs. As. Dicho sea de paso, el proyecto de Arias cuenta con una website: www.jacobofijman.com.ar










.  Los tres libros principales de Fijman han sido publicados también por otras editoriales. Por ejemplo, Obra poética (en dos volúmenes), de editorial Leviatán. Vale señalar que el volumen segundo de esta edición incluye una entrevista a Jacobo Fijman realizada por el escritor Vicente Zito Lema. Quien fue una de las personas que trató más íntimamente al poeta e intentó ayudarlo en los útimos años de su larga reclusión en un hospital psiquiátrico.






.  El amigo y biógrafo de Fijman al que hicimos alusión arriba, es Juan Jacobo Bajarlía. Quien escribió una biografía del poeta titulada Fijman, poeta entre dos vidas, ediciones La Flor, Bs. As.




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Breve crónica biográfica










Jacobo José Fijman nace el 25 de enero de 1898 en Orhei (‘Uriv’ en yiddish, ‘Orhei’ en moldavo, ‘Orgeyev’ en ruso), un pueblo de la Bessarabia (región entonces bajo dominio de la Rusia zarista, hoy perteneciente a la República Moldova), en el centro agrícola del país.














Hacia 1904 llega a la Argentina, junto con sus padres (Samuel Fijman y Natalia Fedora Súriz) y dos hermanitas (Fedora y Aída). Jacobo es el primogénito de los seis hijos del matrimonio (tres de ellos nacidos luego en la Argentina: David, Bernardino y Enrique).














Sus primeros años transcurren en compañía de sus familiares en el interior del país: vive por periodos en las provincias de Río Negro (en Choele-Choel), Mendoza y Buenos Aires (en Lobos).














Realiza luego en la ciudad de Buenos Aires estudios secundarios y concreta, hacia 1917, un breve paso por la Facultad de Filosofía y Letras. También emprende intensos estudios de violín.














En enero de 1921 vive un decisivo y confuso episodio frente a una comisaría de Buenos Aires, en donde es detenido y brutalmente golpeado; días después es internado en el Hospicio de las Mercedes, donde permanecerá seis meses (del 17 de enero al 26 de julio).














En 1922 está en el Uruguay, donde se emplea en una casa editora, aunque la mayor parte del tiempo sufre las consecuencias de la miseria y la desocupación. Proyecta partir hacia el Brasil.














Desde Montevideo envía sus primeros poemas de juventud a su amigo Carlos M. Grünberg (con quien mantiene correspondencia), que hace publicar 4 de ellos en la revista Vida Nuestra (de la comunidad judía en Buenos Aires), en agosto de 1923. En octubre del mismo año publica en Noticias literarias (de Buenos Aires) su comentario ‘El lector de Bach’.














1924-1925: Es en esta época que se produce el viaje de Fijman al norte del litoral argentino, para pasar luego a Paraguay y Brasil, realizando allí los más variados trabajos para su precario sostén.














Regresa a la Argentina. Establece, hacia 1925-26, amistades y contactos en ámbitos literarios, artísticos y periodísticos: Pompeyo Audivert, José Planas Casas, Oliverio Girondo, Antonio Vallejo, Leopoldo Marechal y Alfredo Bigatti, entre otros.














1926-27: Publica poemas, relatos y notas literarias y musicales en el diario Crítica y en las revistas Martín Fierro y Mundo Israelita. Su obra poética recibe elogios públicos de Raúl Scalabrini Ortiz y Antonio Vallejo.














1º de setiembre de 1926: Edita en Buenos Aires su poemario Molino rojo, con xilografías de Pompeyo Audivert y José Planas Casas.














En enero de 1927 viaja a Europa (con el apoyo de Oliverio Girondo) en compañía de Antonio Vallejo. Allí alterna sus ‘‘viajes espirituales’’ (visita las catedrales de Francia y ‘‘las dulces iglesias de Nuestro Señor’’) con la vida bohemia. Conoce a muchos artistas y escritores, entre ellos a los surrealistas.














Es probable que en las postrimerías de 1927 ya esté de regreso en Buenos Aires.














El 16 de setiembre de 1928 el diario La Nación publica cuatro poemas del inédito Hecho de estampas. Hacia esta época Fijman frecuenta ‘‘La Peña’’ del Tortoni, liderada por Quinquela Martín, y traba amistad con Alberto Pineta.














En noviembre de 1928 participa (junto con Pompeyo Audivert) en la reuniones de ‘‘Camuatí’’, una agrupación de trabajadores de la cultura.














Principios de 1929: Empieza a asistir (con su amigo Mario Pinto) a la iglesia de los benedictinos y se vincula con escritores católicos, entre ellos quienes comenzarán a publicar, el siguiente año, la revista Número: Ignacio B. Anzoátegui y Osvaldo H. Dondo, entre otros.














Hacia setiembre de 1929 aparece su poemario Hecho de estampas (Manuel Gleizer editor, Buenos Aires), que será presentado al Concurso Municipal de Literatura (su libro es una de las 32 obras preseleccionadas, de 110 presentadas).














El 7 de abril de 1930 es bautizado en la Parroquia de San Benito, en Buenos Aires. Comienza a publicar poemas, relatos y notas cr¡ticas en la revista Número. Asiste a los Cursos de Cultura Católica y a reuniones de Convivio.














Mayo de 1930: Aparece el primer aviso en la revista Número con el anuncio de la próxima publicación de San Julián el Pobre (cuentos), de J. Fijman, editado por la ‘’Colección Signos’’ de la editorial Número, edición no concretada. En junio colabora con la revista ICHTHYS.














A fines de 1930 Fijman obtiene una cátedra de Francés, lo que le permitirá más tarde (probablemente hacia principios de 1931), y con sus propios ahorros, realizar su segundo viaje a Europa, esta vez con la intención declarada de ser ordenado sacerdote benedictino en Bélgica (pero allí su pedido será rechazado). Pasa por España, Francia e Italia.














Ya de regreso en Buenos Aires publica, en noviembre de 1931, en la editorial Número y con el apoyo de Osvaldo H. Dondo, su obra poética Estrella de la mañana.














En 1933 publica dos poemas en el diario La Nación.














El 23 de abril de 1934 muere su madre (por quien Jacobo sentía profundo amor); el poeta asiste al velatorio.














1934: Publica en la revista ARX su poema ‘Letanía del agua perfecta’.














Durante la década que va de 1932 a 1942 la vida del poeta se limita, según su testimonio y el de quienes lo conocieron, a intensos estudios y lecturas: escolástica, gramática, lenguas, teología y filosofía. Para ello asiste, en soledad, durante años y cotidianamente, a importantes bibliotecas de Buenos Aires, en primer lugar la Biblioteca Nacional.














En marzo-abril de 1942 se encuentra alquilando una habitación en un hotel de la Avenida de Mayo, en Buenos Aires.














11 de mayo de 1942: Gustavo Martínez Zuviría, director de la Biblioteca Nacional (a la que Fijman concurría casi diariamente), firma una nota de prohibición de su entrada a la misma, aduciendo la reiteración de supuestos ‘‘graves desórdenes’’ del poeta.














Mediados de octubre 1942: En estado de abandono, deambula por la ciudad, sin comer ni dormir. La policía lo detiene. A fin de mes es llevado a la cárcel de Villa Devoto, donde permanece dos días, antes de ser internado en el hospital psiquiátrico.














2 de noviembre de 1942: Es internado en el Hospicio de las Mercedes (luego denominado Hospital Neuropsiquiátrico «Dr. Borda»). Sufre la aplicación de electrosock.














Unos ocho años después, hacia 1950, es trasladado sin consideración alguna a la siniestra Colonia de Alienados ‘‘Open Door’’.














Hacia octubre de 1952 el psiquiatra Jorge Saurí y Osvaldo Horacio Dondo, amigo de Fijman, lo retiran de la colonia «Open Door» y lo llevan de regreso al Neuropsiquiátrico ‘‘Dr. Borda’’.














El 3 de enero de 1953 Lisardo Zía publica en el diario Clarín la primera recordación pública que se hace del poeta después de casi dos décadas de silencio. Luego, entre 1957 y 1959 también es recordado en notas periodísticas de Juan Carlos Ghiano, León Benarós y Alberto Pineta.














A fines de la década del 50 y en la del 60 Fijman (que hace esporádicas salidas para pasear, visitar a conocidos y concurrir a bibliotecas) entrega dibujos y originales de sus poemas a algunas personas: Osvaldo H. Dondo, Lisandro Z. D. Galtier, Juan-Jacobo Bajarlía y la bibliotecaria Larisa Danzini, entre otros.














En 1962 y en 1964 es incluido en dos importantes antologías poéticas, y por fin en 1966 Lisandro Z. D. Galtier publica en la revista Testigo dos poemas inéditos de Fijman, los primeros después de tantos años de silencio. Una publicación psiquiátrica hace lo propio con otro poema en 1968. Este mismo año Jacobo Fijman es visitado y luego entrevistado por Vicente Zito Lema, con quien establecerá un vínculo que beneficiará el conocimiento público de su obra y de sus condiciones de vida.














Mayo 1969: Aparece el número 1 de la revista Talismán (dirigida por Vicente Zito Lema) dedicado íntegramente al poeta: «Jacobo Fijman, poeta en hospicio», publicación que inaugurará las siguientes décadas de rescate de la obra y la personalidad del poeta.














1969: Notas aparecidas en las revistas Panorama, Análisis y Gente hacen que sus hermanos David y Bernardino vayan a visitarlo, en dos oportunidades, al Hospital «Borda».














Julio de 1970: Zito Lema publica El pensamiento de Jacobo Fijman o El viaje hacia la otra realidad.














Martes 1º de diciembre de 1970: Jacobo Fijman muere en el Hospital Neuropsiquiátrico «Dr. Borda», como consecuencia —según el parte oficial— de un ‘‘edema pulmonar agudo’’. Es velado, con la presencia de unos pocos amigos, en la sede de la Sociedad Argentina de Escritores.














A pesar de los 28 años que llevaba de internación y de los terribles obstáculos que esto suponía, Fijman continuaba escribiendo, dibujando y pintando.














(Alberto a. Arias)


Fuente: La escalera - www.jacobofijaman.com.ar 

Melan. 













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