A UN JOVEN MUERTO
Para no sé qué corona fúnebre .
¡Vedle! En la seca garganta
Apagada está la nota:
El brazo ya no levanta
La copa de oro, que rota
Por la mística muerte,
En la pálida mano mal huida
Sus myosotis y sus violetas vierte
Mustias al pie del luchador sin vida.
Niños, que vais con el arma
Cargada y luciente al hombro,-
Al soldado que desarma
Muerte importuna, al escombro
De un águila aposento
Ayer, y hueco ahora,
Interrogad, y osado
Su misión preguntad y cumplimiento
A su obra rota dad: ¡así se llora!
PUES A VIVIR VENIMOS
Pues a vivir venimos - y es la ofrenda
Esta existencia que los hombres hacen
A su final pureza - aunque el veneno
De un cruel amor la ardiente sangre encienda,
- Aunque a su indómita bestia arnés echemos
De ricas piedras persas recamado,-
- Aunque de daga aguda el pecho sea
Con herida perenne traspasado -
Vengan daga, y corcel, y amor que mate:
- ¡Eso es al fin vivir! - .
El bardo, como un pájaro, recoge
Pajas para su nido - de las voces
Que pueblan el silencio, de la triste
Vida común, en que las almas luchan
Como animadas perlas en los senos
Enclavadas de un monte lucharían. . .
CULTIVO UNA ROSA BLANCA
Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.
LA NIÑA DE GUATEMALA
Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazmín: la enterramos
En una caja de seda.
...Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
El volvió, volvió casado:
Ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
Obispos y embajadores:
Detrás iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.
...Ella, por volverlo a ver,
Salió a verlo al mirador:
El volvió con su mujer:
Ella se murió de amor.
Como de bronce candente
Al beso de despedida
Era su frente ¡la frente
Que más he amado en mi vida!
...Se entró de tarde en el río,
La sacó muerta el doctor:
Dicen que murió de frío:
Yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
La pusieron en dos bancos:
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
¡Nunca más he vuelto a ver
A la que murió de amor!
CANTO DE OTOÑO
Bien; ya lo sé!:
-la muerte está sentada
A mis umbrales: cautelosa viene,
Porque sus llantos y su amor no apronten
En mi defensa, cuando lejos vivenPadres e hijo.
-al retornar ceñudo
De mi estéril labor, triste y oscura,
Con que a mi casa del invierno abrigo,
De pie sobre las hojas amarillas,
En la mano fatal la flor del sueño,
La negra toca en alas rematada,
Ávido el rostro, - trémulo la
tarde aguardándome a mi puerta
En mi hijo pienso, y de la dama oscura
Huyo sin fuerzas devorado el
un frenético amor! Mujer más bella
No hay que la muerte!: por un beso suyo
Bosques espesos de laureles varios,
Y las adelfas del amor, y el gozo
De remembrarme mis niñeces diera!...
Pienso en aquél a quien el amor culpable
trajo a vivir, - y, sollozando,
esquivo de mi amada los brazos:
- mas ya gozo
de la aurora perenne el bien seguro.
Oh, vida, adios: - quien va a morir, va muerto.
Oh, duelos con la sombra: oh, pobladores
Ocultos del espacio: oh formidables
Gigantes que a los vivos azorados
Mueren, dirigen, postran, precipitan!
Oh, cónclave de jueces, blandos sólo
A la virtud, que nube tenebrosa,
En grueso manto de oro recogidos,
Y duros como peña, aguardan torvos
A que al volver de la batalla rindan
-como el frutal sus frutos-
de sus obras de paz los hombres cuenta,
de sus divinas alas!... de los nuevos
árboles que sembraron, de las tristes
lágrimas que enjugaron, de las fosas
que a los tigres y vívoras abrieron,
y de las fortalezas eminentes
que al amor de los hombres levantaron!
¡esta es la dama, el Rey, la patria, el premio
apetecido, la arrogante mora
que a su brusco señor cautiva espera
llorando en la desierta espera barbacana!:
este el santo Salem, este el Sepulcro de los hombres modernos:
-no se viertamás sangre que la propia! No se bata
sino al que odia el amor! Únjase presto
soldados del amor los hombres todos!:
la tierra entera marcha a la conquista
De este Rey y señor, que guarda el cielo!...
Viles: el que es traidor a sus deberes.
Muere como traidor, del golpe propio
De su arma ociosa el pecho atravesado!
¡Ved que no acaba el drama de la vida
En esta parte oscura! ¡Ved que luego
Tras la losa de mármol o la blanda
Cortina de humo y césped se reanuda
El drama portentoso! ¡y ved, oh viles,
Que los buenos, los tristes, los burlados,
Serán een la otra parte burladores!
Otros de lirio y sangre se alimenten:
¡Yo no! ¡yo no! Los lóbregos espacios
rasgué desde mi infancia con los tristes
Penetradores ojos: el misterio
En una hora feliz de sueño acaso
De los jueces así, y amé la vida
Porque del doloroso mal me salva
De volverla a vivi. Alegremente
El peso eché del infortunio al hombro:
Porque el que en huelga y regocijo vive
Y huye el dolor, y esquiva las sabrosas
Penas de la virtud, irá confuso
Del frío y torvo juez a la sentencia,
Cual soldado cobarde que en herrumbre
Dejó las nobles armas; ¡y los jueces
No en su dosel lo ampararán, no en brazos
Lo encumbrarán, mas lo echarán altivos
A odiar, a amar y a batallar de
la fogosa y sofocante arena!
¡Oh! ¿qué mortal que se asomó a la vida
vivir de nuevo quiere? ...Puede ansiosa
La Muerte, pues, de pie en las hojas secas,
Esperarme a mi umbral con cada turbia
Tarde de Otoño, y silenciosa puede
Irme tejiendo con helados copos
Mi manto funeral.No di al olvido
Las armas del amor: no de otra púrpura
Vestí que de mi sangre.
Abre los brazos, listo estoy, madre Muerte:
Al juez me lleva!
Hijo!...Qué imagen miro? qué llorosa
Visión rompe la sombra, y blandamente
Como con luz de estrella la ilumina?
Hijo!... qué me demandan tus abiertos
Brazos? A qué descubres tu afligido
Pecho? Por qué me muestran tus desnudos
Pies, aún no heridos, y las blancas manos
Vuelves a mí?
Cesa! calla! reposa! Vive: el padre
No ha de morir hasta que la ardua lucha
Rico de todas armas lance al hijo!-
Ven, oh mi hijuelo, y que tus alas blancas
De los abrazos de la muerte oscura
Y de su manto funeral me libren!
BIOGRAFÍA
José Julián Martí Pérez nació en La Habana, el 28 de enero de 1853, de padres españoles. De niño, estudia en el colegio San Anacleto, donde conoce a Fermín Valdés Domínguez, y en la Escuela Municipal de Varones de La Habana, dirigida por Rafael María Mendive.
Poco después del Grito de Yara, Martí comienza a publicar escritos alusivos a la lucha de los cubanos por su independencia. El 4 de marzo de 1870 es condenado por un Consejo de Guerra a seis años de prisión. Es llevado a realizar trabajos forzados en las canteras de La Habana. Poco después es indultado, por gestión de su padre, y trasladado a Isla de Pinos. Se le conmuta la pena por el destierro. El 15 de enero de 1871 parte con rumbo a Cádiz.
En Madrid publica su denuncia El presidio político en Cuba. Gestiona su matrícula en la Universidad de Madrid. En mayo de 1873 se traslada a la Universidad de Zaragoza y cursa el bachillerato paralelamente con sus estudios universitarios. El 27 de junio de 1874 recibe el título de bachiller.
El 24 de octubre se gradúa de Licenciado en Filosofía y Letras. Sale de España y visita otras ciudades de Europa. Llega a Inglaterra en enero de 1875 y parte con rumbo a México. El 8 de febrero desembarca en Veracruz y continúa su viaje hacia la capital del país. Conoce a Manuel Mercado, amigo de su padre. Publica en la Revista Universal y en El Federalista.
Parte de Veracruz con rumbo a La Habana a donde llega el 6 de enero de 1877. Regresa a México y viaja a Guatemala en marzo. En mayo conoce a María García Granados, "La niña de Guatemala". Es nombrado catedrático de la Escuela Normal Central de Guatemala. Se casa en México el 20 de diciembre con la camagüeyana Carmen Zayas Bazán.
Aprovechando la amnistía otorgada tras el pacto del Zanjón, viaja a La Habana el 27 de julio de 1878. El 22 de noviembre nace su hijo, José Francisco. Escribe a Máximo Gómez solicitándole datos para un libro. Trabaja de abogado y obtiene permiso para impartir clases. Es detenido el 17 de septiembre de 1879 y sale deportado hacia España acusado de conspiración.
El 3 de enero de 1880 llega a Nueva York donde es nombrado vocal del Comité Revolucionario Cubano de esa ciudad que preside Calixto García. Publica en The Hour y The Sun.
Viaja a Venezuela en enero de 1881. Publica en La Opinión Nacional. Edita la Revista Venezolana. Abandona el país el 28 de julio por problemas con el dictador de turno.
Regresa a Nueva York donde publica, a principios de 1882, Ismaelillo. Colabora con La Nación de Buenos Aires. Intercambia correspondencia con Máximo Gómez y Antonio Maceo. Escribe varios de sus Versos libres, aunque no los publica.
En octubre de 1884 se entrevista con Maceo y Gómez. Poco después, escribe una carta a Gómez en la que anuncia su separación de los planes insurreccionales por considerarlos parciales y peligrosos para la conducción democrática y eficaz de la revolución.
Continúa publicando en La Nación y en El Partido Liberal de México fundamentalmente. Escribe acerca de los sucesos de mayo en Chicago. El 16 de abril de 1887 es promovido a Cónsul del Uruguay en Nueva York. Recibe la visita de su madre, Leonor Pérez.
De julio a octubre de 1889 edita los cuatro números de La Edad de Oro, revista mensual dirigida a los niños de América Latina. Al final del año publica una serie de crónicas acerca de la Conferencia Internacional Americana que se celebra en Washington.
El 24 de junio de 1890 es nombrado Cónsul de la Argentina; el 30, cónsul del Paraguay. En diciembre es nombrado presidente de la Sociedad Literaria Hispanoamericana de Nueva York.
El 10 de enero de 1891 aparece en La Revista Ilustrada de Nueva York, su artículo Nuestra América. En marzo participa en el Congreso Monetario de Washington como representante de Uruguay. En octubre renuncia a todos sus cargos para dedicarse de lleno a la preparación de la guerra necesaria. Ese mismo mes publica sus Versos sencillos en Nueva York.
Durante 1892 prepara los estatutos del Partido Revolucionario Cubano y publica en Patria. Viaja entre Nueva York, Tampa, Cayo Hueso y Filadelfia organizando a los cubanos en el exilio. Viaja a Haití. El 11 de septiembre se entrevista con Máximo Gómez en Montecristi, República Dominicana. Viaja a Jamaica y se visita a Mariana Grajales y María Cabrales. Regresa a Nueva York.
Continúa con sus viajes en los primeros meses de 1893. El 3 de junio se entrevista nuevamente con Gómez, a quien se nombra general en jefe. Viaja a Costa Rica y visita a Antonio Maceo el 30 de junio. Maceo acepta participar en la insurrección. Regresa a Nueva York y continúa los preparativos de la guerra durante el resto de 1893 y todo 1894.
El 29 de enero de 1895 firma, con Enrique Collado y José María Rodríguez, la orden de alzamiento dirigida a Juan Gualberto Gómez. El 7 de febrero llega a Montecristi. El 25 de marzo firma con Gómez el Manifiesto de Montecristi, donde sienta las bases programaticas de la revolución.
El 11 de abril de 1895 desembarca con Máximo Gómez y otros cuatro patriotas en Playitas, provincia de Oriente. El 15 de abril recibe los grados de Mayor general del Ejército Libertador. El 18 de mayo de 1895 escribe a Manuel Mercado una carta que es considerada su testamento político.
Muere en combate en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895.
Fuentes: Los poetas.com, poesía latinoamericana
Melan.
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